10 noviembre 2022

Mejorando la seguridad de la obra


    No estamos descubriendo nada nuevo cuando decimos que los robos o depredaciones, en este caso en las obras en construcción, en última instancia, son poco menos que inevitables.
De todos modos tampoco es cuestión de resignarse y "hacércela fácil" a los indignos enemigos del esfuerzo y alérgicos al trabajo.
A estos efectos, todos conocemos varias medidas preventivas posibles, ninguna medianamente efectiva que se distinga por económica y aún así sin la menor garantía de seguridad.  Es decir, sirven "ma non troppo". 
Así, podría desde perimetrarse con malla Sima o similar cuanto menos la zona de la obra en ejecución, que para ser francos suma pero no sirve de mucho a los fines buscados, hasta contratar un servicio de Seguridad o cuanto menos un "sereno dormilón", alternativas estas últimas costosas, no amortizables y con algún riesgo a solucionar en el último caso.
    Es así entonces que para quien vaya a construir por su cuenta la mejor alternativa que hoy se le presenta con el fin de minimizar los robos en obra es la de alquilar un obrador, cuyo costo no resulta prohibitivo y sí más que justificable.  
Y, con mayor razón, también lo es para quienes tengan por oficio la construcción de viviendas, quienes normalmente deciden directamente comprarlos por cuanto, si bien no son económicos, sí resultan bastante seguros y sobre todo reutilizables y por tanto amortizables en el tiempo.  Más allá que, al momento de encargarlos, no deberá escatimarse en perfilería, espesor de chapa y cantidad de soldaduras,  hay algunas medidas complementarias que resulta imprescindible tomar a los fines de reducir la vulnerabilidad del obrador.  En efecto, se debe maximizar la seguridad del sistema de cierre de su portón, de manera tal de lograr que resulte más facil "entrar por el lado de las bisagras".  Para ello, lo más elemental es no poner un candado común sino un buen candado del tipo "perno horizontal", que tiene la virtud de dejar poco o ningún espacio para insertar una pinza para cortar cadenas y candados.  
Como un amigo mío diría: de esas que en algunos barrios podemos encontrar en cada casa, en mayor cantidad que palas para trabajar...   
Pero además de ello, es muy importante colocar en la parte superior e inferior del portón sendos pasadores internos, accionados desde el exterior por una llave larga tipo cruz.
    Y si todo esto no fuera suficiente, hay otra medida de seguridad complemetaria, sobre todo contra aquellos que se les ocurriera atacar el obrador con una amoladora o similar, no excesivamente costosa y también amortizable juntamente con el obrador, cuyo principio es el de tratar de crear un "ambiente insoportable" dentro del mismo.  Para ello, se puede instalar dentro del obrador una caja metálica reforzada y cerrada también con un candado tipo perno horizontal suficientemente protegido, que contenga un sistema de alarma elemental y económico compuesto por la sirena más ruidosa que encontremos (fundamental), una batería, un sensor de movimiento y una plaquetita con la electrónica mínima indispensable, consistente básicamente en un cargador de batería (alimentado desde el exterior) y un controlador para la retención y el reseteo del sistema en caso que llegue a dispararse.  Todo ello dentro de la misma caja reforzada, que deberá tener una zona hecha con una fuerte malla o la misma chapa perforada, donde se ubicarán la sirena y el sensor de movimiento.  Con respecto al sistema de activación/desactivación del sistema de alarma, se podrá hacer de varias maneras sin necesidad de acudir a encarecedores sistemas de controles remotos ni teclados codificados, como por ejemplo dos interruptores accionados por cada uno de los pasadores del portón, conectados en paralelo entre sí, de manera que resulte necesario abrir ambos pasadores para cortar el suministro eléctrico de la alarma.  A su vez estos interruptores deberán conectarse en serie con el tamper del sensor de movimiento para que se produzca automáticamente el disparo del sistema en caso que alguno de sus respectivos cableados fueran cortados de alguna manera sin abrir el portón.
Es de prever que una sirena "bien gritona" disparada dentro de un obrador metálico de unos pocos metros cúbicos resulte suficientemente insoportable, además de poner algo nerviosos a quienes "encuentran las cosas antes que se pierdan", y poner en alerta a algún eventual vecino comedido. 
    Por otro lado, independientemente de lo anterior, es una buena medida prever un sereno uno o dos días cuando se hace la losa y otro par de días cuando se colocan las aberturas. 
    Como medida complementaria, viendo la adicción que los delincuentes tienen por las bolsas de cal y cemento sobre todo, sea para su uso o para venderlas, podríamos al menos complicarles tales intenciones rompiendo las bolsas o vaciándolas en tambores de 200 lt dentro del obrador. 
    No por obvio dejaremos de mencionar finalmente otras medidas elementales de seguridad como son las de realizar los completamientos finales de la vivienda (cableado y colocación de llaves, de mesadas, de griferías y artefactos de baño, etc.) a último momento posible, justo antes de entregarla.




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