25 julio 2022

Lo que consumimos tiene Certificado de Defunción 
       aún antes de nacer.

Hay quienes dicen que estamos ante una de las burlas máximas del consumismo: 
cuando compramos un producto "ya viene con fecha de defunción incluida".  Obsolescencia programada que le llaman..., obligando al comprador a reponer lo ya comprado, con la frecuencia que al fabricante le convenga y disponga.

Y lo peor es que la tendencia no es a mejorar sino a empeorar, a punto tal que es muy frecuente observar que un producto de años atrás es mejor que el mismo o equivalente actual, sea por calidad de materiales utilizados, terminaciones,  durabilidad, etc.

Esta muy poco honrosa práctica habría nacido alrededor de 1924 en un país capitalista y liberal del norte, como no podía ser de otro modo, cuando General Electric, Osram y Philips se "carterizaron" (se pusieron de acuerdo) para hacer lo necesario para que las bombillas eléctricas que fabricaban no superaran las 1.000 horas de vida, previendo inclusive sanciones para aquellos fabricantes que violaran tan conveniente "norma".

En efecto, por increíble que parezca, prácticamente cualquier producto que compremos, incluyendo cosas tan delicadas y de básica subsistencia como alimentos y medicamentos, está  programado de alguna manera para no servir más a partir del tiempo que el fabricante disponga, sin regulaciones o al menos controles efectivos por parte de los Estados.

Esta obsolescencia puede ocurrir por causas tan distintas como por falta de repuestos, por dejarse de fabricar su batería, o por un larguísimo etcétera, incluyendo un recurso tan bajo como el de falsear la fecha de vencimiento.

El tema es polémico en tanto hay quienes lo defienden en nombre de dar continuidad a la generación de empleo o de que los productos resultarían inaccesibles para muchos si hubiera que hacerlos con larga vida garantizada; y están quienes se sienten engañados en tanto es un tema muy poco difundido, y que todos tenemos el derecho de conocer pero no se dice ni se enseña en ninguna escuela, y opinan que al consumidor no hay que engañarlo con productos programados para morir sin su conocimiento, sino en todo caso convencerlo de renovarlo por la vía de su mejora con características novedosas, nuevos diseños, nuevas tecnologías, etc.

Por otro lado, esta Obsolescencia Programada es la causante de desperdicios de recursos naturales y de toneladas y toneladas de basura que año a año se producen innecesariamente en el planeta, agravados por la contaminación producida por las baterías y otros componentes, como los plásticos en general, que son altamente contaminantes y no biodegradables.

Quizás, como casi siempre, la solución se encuentre entre medio de ambas posturas, y pudiera buscarse comenzando con hacer de público conocimiento la Obsolescencia Programada y sus razones, pero a la vez, por una parte, con severos controles por parte de los Estados en cuanto a la obligación de los fabricantes de garantizar un término de vida mínimo razonable de sus productos, y por otra que diversifiquen la gama de los mismos poniendo a disposición versiones de mayor calidad para aquellas personas que tengan la posibilidad económica de pagarlos.


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24 julio 2022

     LO SABÍAS? 

    1- Cuánto consume el piloto de un calefón? 

  A diferencia de lo que la mayoría cree, la llama de un piloto, sea de un Calefón, un Calefactor, o similar tiene un consumo aproximado de 0,5 m3/día, lo cual equivale a 3 duchas diarias de 6 minutos cada una ó, dicho de otro modo, manteniendo encendido sólo el piloto de un calefón (o calefactor), una garrafa de 10 kg de gas (13 m3) se agotaría al cabo de 26 días. 
     Por su parte, el piloto de un Termotanque consume unos 0,75 m3/día, lo cual equivale a unas 5 duchas diarias de 6 minutos cada una, e idéntica garrafa en las mismas condiciones duraría sólo 17 días con únicamente un piloto encendido
      Así, para el caso de gente que vive sola y cocina poco, muchas veces consumirá más gas por tener el piloto inútil y permanentemente encendido que por sus otros escasos consumos.
      No es poca cosa verdad? 

  
         2- Cuál es la temperatura confortable para el ser humano?
 
    El rango de temperaturas que puede definirse como confortable para el ser humano promedio es aproximadamente entre 20 y 26º C. Hablamos de promedio porque seguramente para un habitante de zonas polares es menos, y para un habitante de las zonas tropicales es más. 
     De estos datos inferimos que, para no sufrir las consecuencias sobre la salud derivadas de exponernos a saltos térmicos demasiado bruscos entre nuestra vida bajo techo (sea en nuestras viviendas o ámbitos de trabajo en general) y al exterior, tanto en verano como en invierno, normalmente un sistema de refrigeración debe graduarse para mantener en el orden de los 24/26º C, y uno de calefacción a unos 20/21º C, pudiendo reducirse a los 15/16º C durante las horas de sueño.  
       Valores alejados de estos márgenes implicarán no sólo gastos de energía innecesarios sino riesgos ciertos para la salud por exposición a saltos térmicos exagerados al momento de ir de un ambiente a otro.
                   Otros datos interesantes al respecto es que, por una parte, un equipo de aire acondicionado en general no puede bajar la temperatura interior en más de 15 grados con respecto al exterior, por lo que si en el exterior hay 40º, adentro dificilmente el equipo pueda bajarla a menos de 25ºC.  Pero por otro lado, debemos saber que no resulta saludable exponer el organismo a temperaturas cuya diferencia con el exterior supere los 12 ºC, así que ambas cosas van en concordancia.
         

        3- Tiene importancia la altura del ambiente 
              a calefaccionar o refrigerar?
 
        La mayoría de la gente está convencida que la altura del ambiente poco tiene que ver al momento de calefaccionarlo o refrigerarlo.  Los más instruidos o cercanos al mundo técnico seguramente opinarán que la altura del ambiente cuya temperatura queremos acondicionar tiene la misma importancia que el largo y el ancho del mismo por cuanto la cantidad de energía necesaria para calefaccionar o refrigerar un ambiente depende no de la superficie sino del volumen de aire cuya temperatura queremos controlar, y hablar del volumen significa no sólo el largo y el ancho sino también el alto. 
        Pero aún ellos “se quedan cortos” pues, particularmente cuando de calefaccionar se trata, la incidencia de la altura es más importante aún que las otras dos dimensiones en tanto no sólo interviene desde el punto de vista dimensional sino porque, a medida que se va calentando, el aire se dilata, se hace más liviano y asciende, implicando esto que el calor subirá y a nuestro nivel su efecto se notará relativamente poco, al menos al comienzo, empeorando drásticamente esta situación cuanto más alto sea el ambiente. 
        Consecuencia: desde el punto de vista de la calefacción, las viviendas de techo plano (con el cielorraso a por ejemplo 2,60 mt) son bastante más eficientes térmicamente que las de techo inclinado (con la cumbrera a, por ejemplo, 4,00 mt).  Y en verano, si bien el aire fresco entregado por el acondicionador permanece mayoritariamente abajo, un mayor volumen a refrigerar requerirá un equipo de mayor cantidad de frigorías.
          O sea, para contestar la pregunta del título: 
                                 la altura tiene importancia, mucha importancia.
      

         4- Cuántas Calorías o Frigorías hacen falta 
               para acondicionar un ambiente?

       Cuántos Vatios en Invierno: una fórmula práctica para calcular la potencia necesaria para calentar una habitación de 2,50 mt de altura máxima, parte de la base de estimar entre 60 y 120 vatios/m2, tomando los valores menores para menores superficies y viceversa. 
     Por otro lado, esta dispersión de valores se debe a que, sea cual fuere el combustible y la fuente calórica utilizada, la potencia necesaria para calefaccionar un ambiente depende de factores como la orientación cardinal, la zona climática, la aislación térmica, la cantidad y tipo de aberturas que tenga la habitación, etc. 
     Y por si todo ello no fuera suficiente como factor de incertidumbre, falta agregar la incidencia no poco gravosa de la altura del ambiente si fuera mayor a los 2,50 mt indicados dado que el aire ascenderá a medida que se vaya calentando, por lo que lo tendremos precisamente donde menos lo necesitamos. 
        Un método más preciso: si en cambio tenemos como dato los metros cúbicos del ambiente a calefaccionar, la fórmula de cálculo de la potencia necesaria en Kcal/hora (ó en Kw/h si lo dividimos por 860), sería: Z x m3,  siendo Z=40 para pasillos y lavaderos, 45 para dormitorios y 50 para sala de estar y comedor.
          Cuántas Frigorías en Verano: Y x m3,  siendo Y=50 para zonas templadas,  60 para zonas medias y 70 para zonas cálidas.
       Obviamente la cantidad de m3 en ambos casos se calcula multiplicando: 
                                                            ancho x largo x alto
         
         
          5- Conocías estos tips para optimizar 
                el acondicionamiento de temperatura?

      a. La temperatura del ambiente no es necesario que supere los 20º C en invierno, ni sea inferior a los 24º C en verano.

 b.  Salvo fríos o calores extremos, se debe apagar el acondicionador de aire durante la noche.   Pero si las condiciones climáticas no lo permiten y hubiera que dejarlo encendido, a los fines de reducir el consumo eléctrico, antes de disponerse a dormir es importante activar la función “noche”, “sleep” o similar que suelen incorporar a los fines de, al cabo de un tiempo programado, readecuar las condiciones ambientales una vez que estemos dormidos, momento en el que nuestra condición nos tornará “menos exigentes” y nuestro organismo será menos propenso a percibir una reducción en la sensación de confort.

c.  Si la habitación tiene cortinas, y cuanto más gruesas mejor, mantenerlas cerradas con el fin de incorporar una barrera más a la aislación térmica.

d.  Cuando haga falta encender el equipo de frío-calor, es imprescindible cerrar todas las ventanas y puertas de la habitación, buscando siempre reducir el volumen a enfriar o calentar para eficientizar la tarea específica por un lado y consumir menos energía por otro.

e.  En el mismo sentido y por las mismas razones que lo dicho en el punto anterior, mantener cerrados los ambientes que no se utilizan.

 f.  Sea cual fuere el tipo de calefactor utilizado, dado que el aire sube al calentarse, en caso de tener algún tipo de circulador o ventilador en la habitación, y mejor aún si es de techo, es conveniente dejarlo en marcha a su mínima velocidad o, al menos, activarlo unos 15 a 20 segundos cada 15 minutos para de este modo hacer circular el aire y con ello “bajar el calor”, uniformando a la vez la temperatura de la habitación.

g.  Si hay que ventilar el ambiente, hacerlo durante las horas más cálidas en invierno (13 a 15 hs) y más frescas en verano (durante la noche), con el aire apagado obviamente.    
     De todos modos la pérdida o ganancia de calor no es tan grande como pudiera parecer porque los muebles y enseres de la vivienda, pero sobre todo los muros, tienen en conjunto una importante inercia térmica que hace que, a poco de volver a cerrar las puertas y ventanas, la temperatura interior no sea muy distinta a la que había antes de abrir.

      h.  No escatimar en burletes cuando resulte necesario en puertas y ventanas.
                 
    i.  Como regla general, la mejor y más económica manera de que una superficie expuesta al sol se caliente lo menos posible, sobre todo en verano, y de manera considerable, es pintándola de color blanco.  Esto aplicado al tema que nos ocupa de la vivienda se traduce en que, de ser posible, siempre que pueda pinte de color blanco los techos y/o muros exteriores de su vivienda.
      
      j. Una de las mayores pérdidas de calor o frío (según si estamos hablando de invierno o verano respectivamente) en una vivienda se produce a través de las aberturas, y más específicamente de las ventanas, y tanto peor cuanto más superficie vidriada presenten.  Obviamente la mejor solución sería colocar vidrios dobles, separados por una cámara de gas inerte o, actualmente, aire. Y mejor aún si son triples.                    Pero esta tecnología es muy costosa.  
     Una forma de mejorar la aislación térmica de las superficies vidriadas, obviamente sin llegar a la efectividad de lo recién expuesto, es aplicar los conocidos  plásticos con burbujas de aire, que tanto nos gusta reventar con los dedos, sobre la cara interior de los vidrios de las ventanas, simplemente rociados previamente con agua, con no despreciable efectividad como aislante térmico, tanto en verano como en invierno. 



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     La calefacción eléctrica.

      Este artículo decidí tratarlo de manera un poco más técnica, indispensable para que se entienda de qué estamos hablando.

La transmisión del calor se realiza básicamente de tres maneras diferentes. 
Sea una olla con agua sobre una hornalla: el calor pasa de la hornalla a la olla por Radiación; el volumen de agua se va calentando por Convección, y el mango de la olla se calienta por Conducción.  
Paso a desarrollar un poco más los dos primeros modos de transferencia del calor, aunque no en el orden expuesto.

Calefacción por Convección
Sea cual fuere el tipo de combustible o fuente de energía utilizados (gas, kerosene, electricidad, etc.), los calefactores normalmente calientan el aire circundante por Convección, proceso físico por el cual se establece una circulación natural de ese aire que se aliviana y eleva a medida que se va calentando, desplazando hacia abajo el aire más frio, completando así el ciclo de circulación natural.  
De este modo, el aire más caliente quedará mayoritariamente estacionado en el cielorraso, que termina siendo la zona que más calor recibe en lugar de la comprendida entre los 0 y 2 mt, que es donde realmente lo necesitamos, siendo entonces muy importante para el rendimiento de la calefacción por Convección que el cielorraso esté a la menor altura posible.   
Para ser fiel al título de la presente entrada de mi Monografía, el mejor ejemplo de calefacción por Convección es la calefacción eléctrica, que es la de menor impacto ambiental por cuanto no consume combustibles fósiles, ni oxígeno, ni produce emisión de olor ni de gases nocivos.  También está entre las más eficientes en cuanto al aprovechamiento de la energía, con valores superiores a 85/90 %.  Y desde el punto de vista de la inversión inicial es el modo más económico y por ende al alcance de las mayorías.  Es también el modo del que todos podemos disponer de inmediato, sin instalaciones especiales y tengamos o no gas natural.
Pero, como siempre, no todo son rosas: debido al costo relativo de la energía eléctrica con respecto al de los combustibles fósiles, la calefacción eléctrica es la de mayor costo por caloría disponible
Al respecto, hay variados tipos de artefactos en el mercado para calefaccionarnos usando el fluido eléctrico, pero todos basados en el mismo principio físico de funcionamiento, conocido como efecto Joule, por el cual toda vez que una corriente eléctrica pasa a través de una resistencia (alambre de aleación de níquel-cromo o similar), se convierte en energía térmica.     Lo que sí hay son varios modelos en cuanto a diseño, pero todos ellos se basan en la circulación de una corriente a través de una resistencia, de mayor o menor potencia (vatios), y calientan por Convección, sea natural o forzada mediante un ventilador. 
De  esto se deriva que el poder calórico de todos ellos está dado exclusivamente por la potencia que tienen, medida en vatios (o watt).  Si consume más calentará más, y si consume menos calentará menos.  No hay misterios
No obstante ello, hay una variante importante dentro de los llamados caloventores, esto es, calefactores eléctricos que calientan por Convección forzada a través de un ventilador. Los hay con hélice de 2 a 4 palas, y los hay con hélice tipo “jaula de ardilla”, siendo éstos ligeramente más caros pero en general de mayor calidad y, sobre todo, de un notable mayor resultado final debido al gran rendimiento de este tipo de ventilador, que por otro lado tiene una muy larga vida útil, con casi cero mantenimiento.

Calefacción por Radiación
Hablando siempre de calefacción utilizando la electricidad como energía, existe otro medio de calentamiento eléctrico, menos conocido, que es el de calentamiento por Radiación, que básicamente consiste en la transferencia de calor no a través del aire (Convección), sino a través de ondas electromagnéticas de una longitud tal que resultan invisibles al ojo humano. 
El grado extremo de este tipo de calentamiento es utilizado en los hornos de inducción usados en la industria y en los hornos de micro ondas usados en el hogar, en los que estas ondas de muy corta longitud calientan todo elemento permeable a las ondas electromagnéticas “desde adentro”, llegando a cocinarlo en el caso de sustancias orgánicas.  
Sin llegar a tal extremo, existen calefactores que operan bajo el principio físico conocido como Radiación que actúan mediante la emisión de rayos infrarrojos de onda larga, cuya energía electromagnética transmitida no calienta el aire sino directamente las personas y cosas al ser absorbidas por ellas, de igual manera a como lo hace el sol. 
    Para que se entienda la diferencia entre ambos tipos de calefacción: la que se produce por Convección no sería posible en el vacío, donde no existe aire; en cambio sí sería posible la calefacción por Radiación, de la misma manera que nos llega la energía del sol a través del vacío del espacio. 
    Cuando hablamos de calefactores por Radiación infrarroja, nos referimos a aquellos que se usan para calefaccionar en exteriores (a no mucha distancia) o colgados del techo, que emiten radiación infrarroja de “onda larga”, invisible al ojo del ser humano.  Ésta última cualidad nos está indicando que las estufas a cuarzo y halógenas, que toman un color visiblemente rojizo-anaranjado, técnicamente hablando no calientan por Radiación infrarroja sino que lo hacen mayoritariamente por simple Convección, como cualquier otra estufa eléctrica a resistencia.  Obviamente una parte mínima de esa transmisión se hará por Radiación en tanto cualquier objeto a una temperatura superior al cero absoluto (-273º C) irradia energía infrarroja, pero no por ello entran en la categoría de calentadores por Radiación infrarroja.

La Bomba de Calor: siempre dentro de los sistemas de calentamiento mediante el uso de la energía eléctrica, merece ser destacada la eficiencia térmica de la bomba de calor, integrada en todo equipo de aire frio-calor que, cumpliendo un ciclo de compresión-expansión de determinados gases, produce un intercambio de calor, enfriando un ambiente caliente o calentando uno frio invirtiendo el ciclo. 
    Los equipos de aire acondicionado tradicionales tienen un moto-compresor que funciona a “todo o nada” (on-off) es decir, o están funcionando a pleno, o se detienen cuando llegan a la temperatura programada, para volver a arrancar en cuanto la misma se aleje nuevamente de la impostada, implicando esto continuos arranques y paradas.  En este modo de funcionamiento hay dos factores que incrementan el consumo de energía del motor: o funciona al 100 % de su potencia (y consumo), o se detiene con lo que, para continuar con el ciclo de enfriamiento o calentamiento programado, en breve necesita volver a arrancar, siendo el arranque el momento de mayor consumo de un motor.  
Esto implica que si se lograra controlar estas dos partes del ciclo, se podría reducir el consumo de estos equipos, que tanta mala fama tienen al respecto.  Los últimos años la tecnología electrónica conocida como Inverter aplicada a las bombas de calor de los equipos de aire acondicionado logró el fin perseguido, reduciendo el consumo.  Así, alimentando el moto-compresor del equipo de aire acondicionado no directamente desde la red de 220 volt sino a través de una fuente electrónica tipo Inverter, es posible variar de manera automática la frecuencia de la tensión de alimentación entre 5 y 120 hercios (en lugar de los 50 hercios fijos que provee la red de alimentación), con lo que se reduce el consumo aunque, en rigor de verdad, no puedo dar fe que tal reducción sea, como dicen algunos artículos, de un 25 a tanto como un 50 %, que en principio me parece un poco exagerado.  Sí es categóricamente cierto en cambio que el hecho de poder variar la frecuencia nos permite controlar la velocidad de giro del moto-compresor adecuándola de manera automática a las necesidades térmicas de cada instante, es decir, manteniendo la temperatura no sólo en el valor programado sino con mínima desviación.  Así, por una parte, el moto-compresor no va a funcionar todo el tiempo a pleno, consumiendo menos y a la vez sufriendo menos desgaste; y por otra no se va a detener a cada rato, evitando así permanentes arranques, tan golosos de energía. 
Todo esto hace que, ante la compra de un equipo de aire acondicionado, nos debamos plantear seriamente si no podemos hacer un esfuerzo más y comprar no sólo un equipo de frio-calor, sino con tecnología Inverter.  

     Los equipos de frío-calor son capaces de entregar 3 a 4 Kw de energía térmica por cada Kw de energía eléctrica consumida a diferencia de un calefactor a gas, que como mucho entrega 1 Kw de calor por cada Kw de energía consumido
Esto para nada significa que se haya inventado una máquina que realiza una “generación espontánea de energía” sino que, si bien es cierto que desde la red toma 1 Kw por cada 3 ó 4 que entrega, ese 1 Kw es sólo para hacer funcionar el moto-compresor, pues la energía que calienta o enfría el ambiente la extrae el equipo (durante los ciclos de expansión y compresión del gas refrigerante) del aire exterior desde el momento que el mismo ingresa al sistema a determinada temperatura mayor al cero absoluto (-273º C)
Al respecto, un hecho de la Física que merece ser aclarado en tanto la mayoría lo desconoce y que hace muchos años, cuando lo conocí cursando las clases de Física de la escuela técnica secundaria, me fascinó, es que mientras el aire tenga una temperatura superior a -273º C, conocida como el “cero absoluto”, implica que contiene alguna cantidad de energía, que por ende puede serle extraída mediante adecuados procesos, en este caso mediante un ciclo de compresión-expansión de determinados gases, proceso que excede las pretensiones de la presente Monografía pero que el curioso puede consultar en artículos técnicos que se refieran a refrigeración.

En definitiva, si de rendimiento puramente energético vamos a hablar, no hay como la calefacción eléctrica.  La diferencia que decanta la balanza en favor del uso de los combustibles fósiles, como por ejemplo el gas, para calefaccionar un ambiente está en el costo de una y otra energía por unidad de caloría entregada.

 

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      Viviendas de techo Plano versus de techo Inclinado.

Este dilema daría para mayor cantidad de consideraciones, dependiendo entre otras cosas de si lo estamos tratando desde zonas calientes o frías, con caída de nieve o no, etc., etc.

No obstante, hablando de nuestra latitud, y más específicamente de Argentina, consideraciones y condiciones sociales incluidas, desde lo que me compete profesionalmente, es decir desde el punto de vista técnico, se me ocurren básicamente unas pocas aunque sustanciosas consideraciones a tener en cuenta antes que cada quien se decida por una u otra opción.

Las viviendas de techo plano cuentan como mayores ventajas a su favor, por un lado, el hecho de ofrecer la posibilidad de construir una segunda o más plantas o pisos a futuro, y por otro el de poder aprovecharlo como terraza, particularmente durante el verano. Por otro lado, tienen menor golosidad energética al momento de requerir calefacción o refrigeración. 
Y como principal desventaja cabe mencionar el hecho de no contar en caso de lluvias con un desagote natural por simple gravedad del techo, sino a través de algún sistema de desagües, que no están exentos de problemas de humedad, o de obturarse con hojas, residuos y basura en general, haciendo necesario su periódico mantenimiento, fundamentalmente antes de la época de lluvias.  Y otro tanto cabe en lo relativo a la necesidad de mantenimiento de la carga del techo, expuesta a la intemperie.

Por su parte las viviendas de techo inclinado (no necesariamente a dos aguas) terminado con tejas, al momento de considerar las ventajas tendremos que tener en cuenta, en sentido contrario a las de techo plano, su prácticamente nula necesidad de mantenimiento tanto de desagües como de carga térmica. 
Y desde el ángulo de las desventajas tendremos que considerar que no será posible construir en planta alta, ni tener terraza, así como por otro lado su mayor requerimiento energético (y costos) al momento de acondicionar su temperatura interior, tanto en verano como en invierno, debido a su mayor altura en general y máxima en particular, en la zona de cumbrera.

En definitiva, bien podemos concluir que la cuestión se reduce tanto a “que estoy dispuesto a resignar”, como a gustos personales desde el punto de vista de la estética ofrecida y, por qué no decirlo, de las ineludibles modas, factores estos últimos que seguramente terminarán decantando la balanza.


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    El mito que “los muros respiran”.  

    Cuando alguien le hable de “las paredes que respiran”, pregúntele si se animaría a ofrecerse como voluntario para un experimento en el que lo encerraran unos pocos días en una pequeña habitación de mampostería común (ladrillo, bloque, etc.), sin fisuras y con sus debidos revoques y pinturas interior y exterior, pero sin ventanas y con una puerta que, cuando se cierra, lo hace herméticamente.  
Eso sí, seremos buenos y, además de bebida y comida, le pondremos una luz adentro para que no le tenga miedo al cuco…
    Yo le sugeriría a este señor que, si quiere incrementar sus posibilidades de llegar a conocer a sus nietos, lo piense muy bien antes de aceptar tal voluntariado.

   Y es que el oxígeno contenido en ese habitáculo de unos pocos metros cúbicos, a razón de un consumo de unos 8 lt/min que necesitará para sobrevivir, se agotará en unas pocas horas y más le valdrá no esperar a hacerlo con lo que “los muros respiran”.

    En efecto, aun suponiendo una elevada porosidad de las paredes, que no lo puede ser tanto sin penalizar gravemente su impermeabilidad, el aire entre la cara exterior y la interior (o viceversa) circula por diferencia de presiones, no hay otra.  Así lo hace por ejemplo el aire que entra a nuestros pulmones a través de los procesos de inhalación y exhalación. 
   Y para penetrar un muro sólido haría falta presión, pero mucha presión!

Para agravar la situación, es un hecho que las viejas pinturas a la cal se fueron reemplazando por pinturas impermeables en el exterior y al látex en interiores, y cuanto más impermeables las exteriores y más látex tengan las interiores, más “buenas” se las considera.  
Esto obviamente para nada favorecería la supuesta “respiración” de los muros. 
Pero por suerte no es posible agravar una situación que no existe.

Distinto es el caso en lo relativo a la humedad o más propiamente dicho al vapor de agua y su intercambio interior/exterior  o  absorción/devolución por parte de los muros y sus revoques, pero este es un fenómeno completamente distinto, y quizás motivo de otro artículo.


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      Porqué prefiero los bloques de Cemento a los Cerámicos.  

Nobleza obliga, admito que el bloque cerámico tiene cualidades termoaislantes un poco mejores que la de los bloques de cemento, aunque no mucho, o al menos él también está lejos de cumplir con la Ley 13.059 de la provincia de Buenos Aires relativa a Acondicionamiento Termoaislante de Edificios.

El problema reside en que, siempre bajo la premisa de poner la vivienda al alcance de los estratos de medios y sobre todo bajos recursos, la diferencia de costos finales con el bloque de cemento es importante.

Así, aunque en lo relativo al costo de material y de mano de obra para sólo levantar los muros son dos alternativas bastante similares.  
El problema surge al momento de las terminaciones.

En efecto, desde el punto de vista del acabado final, si el bloque de cemento es colocado por una mano de obra medianamente entrenada, que acostumbre usar de tanto en tanto herramientas tan simples como el hilo, la plomada, el nivel y la regla, y ponga un poco más de cuidado en la ejecución de las juntas, hasta puede ser utilizado “visto”, sin ningún tipo de revoque, ni grueso ni fino, ni interior ni exterior, dando lugar a un agradable estilo rústico, con lo cual los ahorros logrables con respecto al bloque cerámico son muy relevantes, cuestión ésta muy importante para los sectores sociales menos favorecidos, opción que no ofrece la construcción con bloques cerámicos. 
 
      Esta alternativa de los "no revoques" hará imbatibles a los bloques de cemento en tanto y en cuanto se logre mejorar su costo de fabricación utilizando materiales volcánicos (tipo cenizas o perlita) o concreto celular por ejemplo, lo que reducirá importantemente su Transmitancia Térmica (incrementará su Resistencia Térmica), dejando muy atrás a los bloques cerámicos desde todo punto de vista, cualidades termoaislantes incluidas.

      Volviendo al presente, aún si no queremos ser tan extremistas como para usar los bloques de cemento completamente a la vista, tanto interior como exteriormente podemos darle una terminación con sólo revoque fino, con lo cual lograremos muros con similar acabado final al que tendríamos con bloques cerámicos, y aun así tendremos economías muy importantes desde el momento que estaremos ahorrando varios cientos de metros cuadrados de material y mano de obra de revoque grueso tanto exterior como interior (bajo cerámicos incluidos), sin olvidar sumar al ahorro logrado los costos nada despreciables de los seguros, aportes laborales, aportes previsionales, etc. de todos los albañiles intervinientes, durante la cantidad de semanas que insuma la realización de dichos revoques gruesos. 

    Y si no tuviéramos otra prioridad para el dinero ahorrado en inútiles revoques gruesos interiores y exteriores, aplicando el concepto de optimización (economizar donde se puede para invertir en lo realmente necesario o más importante), podremos optar por invertir ese dinero en hacer un grueso exterior, pero aprovechándolo mejor reemplazando la arena por perlita volcánica, un producto de excelentes cualidades termoaislantes que, aplicado en un espesor de 3 cm., supera las cualidades térmicas de un muro hecho con bloques cerámicos. 

Si bien el costo final de este revoque termoaislante duplica al grueso común, considerando lo ahorrado al no realizar las decenas o cientos de metros cuadrados de revoques gruesos interiores, incluyendo bajo cerámicos, un metro cuadrado de muro de bloques de cemento terminado con fino interiormente y ofreciendo mejor aislación térmica que el de bloques cerámicos gracias al grueso termoaislante exterior, sigue costando menos a la vez que nos ofrece una resistencia a los impactos bastante mayor y, al menos a mí, me gusta tener muros exteriores lo más sólidos posible.  
Pruebe a dejar caer al suelo uno y otro bloque y vea lo que ocurre…

Conclusión: no es racional pagar más para tener lo mismo o menos, 
es decir, a cambio de nada.

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      Una instalación de agua difícil de mejorar.

A mediados de enero de 2022, el país fue azotado por una ola de calor casi sin precedentes, con cerca de 45 º C a la sombra.  Todo intento por refrescarse bajo la ducha fue inútil en tanto, al menos en nuestro país, el agua de ambas canillas de las viviendas proviene del tanque de reserva ubicado sobre el techo, por ende expuesto al sol y muchas veces de color negro, agua que entonces está a una temperatura demasiado elevada para ser considerada “refrescante”.

Esta situación fue el puntapié inicial para el presente trabajo, que versó sobre cómo eficientizar el uso y la disponibilidad de agua en nuestras viviendas.  En efecto, recién entonces caímos en la cuenta de las varias falencias que acarrean desde su origen mismo las tradicionales instalaciones domiciliarias de agua, en las que la misma proviene exclusivamente del tanque de reserva (que en algunos países latinoamericanos se conocen como tinaco), haciéndonos preguntar por qué hemos necesitado tanto tiempo para estudiar y buscar la mejor solución a estos problemas, que pasamos a enumerar:

a) Dado que nadie lava jamás su tanque de reserva, estamos bebiendo agua en mayor o menor grado contaminada con microorganismos, o por lo menos no todo lo saludable que podría ser, pues más de una vez tuvimos oportunidad de ver hasta palomas muertas dentro de tanques que por alguna circunstancia les faltaba o tenían rota la tapa. De todos modos los “bichos” más peligrosos son los que no se ven. 
No en vano se suelen reiterar las campañas sanitarias para fomentar la limpieza de los tanques de agua, sin que alguna vez hayan encontrado el menor eco.

b) En la media tarde de veranos intensos, sobre todo si el tanque es negro y peor aún si está expuesto al sol, el agua contenida podrá estar a más de 35 grados y no dispondremos del fluido a temperatura ambiente para refrescarnos.  Y en invierno, el agua que baja del tanque podrá llegar a estar a punto de congelación o, según medimos reiteradamente, 10 a 15 grados por debajo de la temperatura del agua de Red, que nos llega protegida y aislada bajo tierra, resultando un sacrificio el simple acto de levantarse por la mañana y tener que higienizarse estando el calefón apagado, cuyo encendido no siempre se justifica o resulta práctico para sólo lavarse las manos, la cara y los dientes.  Por otro lado, al ser más fría, el agua del tanque requerirá mayor consumo de gas para ser calentada que si proviniera de la Red pública.

c) Además de la calidad del agua de Red, que debe cumplir determinados estándares sanitarios, el caudal, la presión y la continuidad de la provisión de este fluido esencial tiene mucho que decir en la calidad de vida del ser humano, por lo que es necesario implementar una instalación de agua que garantice en la mayor medida posible todas estas cualidades a la vez, en todo momento y de manera automática, aún ante el corte temporal del servicio de la Red pública.

d) Para no atentar contra el resultado estético de las viviendas, se tiende a dar a la estructura del tanque de reserva de agua la menor altura posible, lo cual implica estar siempre al límite en lo que a presión se refiere. Y ni que hablar si tenemos calefón y pretendemos colocar grifería tipo Monocomando, que ofrece varias ventajas con respecto a la tradicional de cierre a presión, empezando con su relación costo/calidad, pero que para su correcto funcionamiento requiere mayor presión y por ende altura del tanque.

Antes de pasar al circuito en cuestión, no podemos dejar de mencionar que, sobre todo cuando se use un calefón como artefacto para calentar el agua, hay un par de consideraciones muy importantes a tener en cuenta:

1º- Que la presión de agua a la entrada del mismo no sea inferior a unos 250 gramos (mínimo), lo cual implica que la base del tanque de agua no esté a menos de 2,50 mt. de altura con respecto al nivel de la flor de la ducha. Relacionado con esta cuestión de la presión de agua, salvo solución que contempla e incluye nuestra actual propuesta, que ya veremos, tampoco sería aconsejable utilizar grifería tipo Monocomando, pues su bajo caudal no permitiría el franco encendido del calefón.

2º- Que la presión de agua sea la misma en ambas canillas, de agua fría y agua caliente, en caso contrario la preponderante impedirá que fluya la de menor presión y el calefón se apagará o directamente no encenderá si la primera es mayor que la segunda, o no habrá forma de enfriar un agua demasiado caliente mezclándola con la fría si ésta fuera la que tiene menor presión.

Todos estos problemas, todos, se solucionarán casi mágicamente alimentando ambos ramales, tanto el de las canillas de agua fría como el de la caliente, desde la Red pública y alternativamente, de manera automática, desde el tanque de reserva cuando haya un corte del servicio de Red, según el siguiente circuito, en ambos casos con excelente presión si optamos por utilizar la bomba presurizadora incluida:

Observar la inserción opcional (aunque conveniente) de una Bomba presurizadora actuando sobre ambos circuitos de agua (Caliente y Fría) cuando son alimentados desde el tanque de reserva ante el corte del servicio del agua de Red, lo que mejorará el caudal en todas las canillas y asegurará una buena presión y con ello el encendido del calefón aún usando grifería Monocomando, cuyo costo es considerablemente menor al de las tradicionales griferías a presión término medio, ofreciendo a la vez ventajas como cierre cerámico, mayor modernidad y una mejor estética, que las convierte en las preferidas de los usuarios.

Finalmente, observamos que, para evitar que el agua del tanque tenga muy poca circulación y se termine contaminando por estancamiento en aquellos lugares que posean un servicio de Red de excelencia, con escasos cortes, se optó por alimentar el lavarropas desde dicho tanque a través de la Bomba presurizadora para que a su vez no se deteriore por inactividad.

Si los cortes de agua de la zona no son muy prolongados, y más aún si se opta por utilizar grifería común con cierre a presión (no Monocomando), tal Bomba no resulta imprescindible.

Si no lo incluye, es conveniente colocar un filtro antipartículas en la entrada de cada válvula antirretorno (también llamadas “de retención” o “check”), o en su defecto en la entrada del agua de Red, para así evitar el paso de partículas provenientes de la misma que pudieran provocar daños a la bomba o que se trabe el mecanismo de alguna de las válvulas de retención las cuales, al igual que el filtro en cuestión, deben ser instaladas externamente (no embutidas), en algún lugar de fácil acceso para su eventual mantenimiento.

Estas válvulas podrán ser de PVC si se instalan en el interior de la vivienda, y será muy conveniente ponerlas de bronce si se van a dejar a la intemperie. 

Al respecto, si el tanque se rebalsa es síntoma que está fallando (o sucia) la válvula antirretorno insertada en el caño que baja del tanque; y si cuando se corta el servicio de Red notamos que el tanque se vacía demasiado rápido probablemente esté fallando la válvula de retención puesta en el circuito de ingreso desde la Red, lo que ocasiona que el tanque se esté vaciando hacia ella.

Recopilando entonces, los beneficios obtenidos con este circuito de instalación de agua son:

1- Agua directa de la Red en todas las griferías de la vivienda, de la mejor calidad sanitaria posible, cumplamos o no con el cuestionable deber de limpiar el tanque de reserva periódicamente.

2- El hecho muy apreciado de tener agua menos helada en invierno y más fresca en verano.

3- Una excelente presión de agua en toda la casa permitiéndonos, entre otras cosas, el placer de ducharnos bajo una flor de 20 o 30 cm. de diámetro con la presión de agua de la Red, normalmente muy buena. 
Por otro lado, la excelente presión del agua proveniente desde la Red ó en su defecto del tanque a través de la bomba presurizadora, permite el uso, sin resignar caudal ni tener problemas con el encendido del calefón, de la moderna grifería tipo Monocomando, con cierre cerámico, de excelente estética y menor costo que una tradicional grifería con cierre a presión de similar calidad, que compensa sobradamente el costo de la bomba presurizadora.

4- Cuando se interrumpe el servicio de agua de Red, automáticamente entrará en funcionamiento el circuito de bajada desde el tanque de reserva, a través de una bomba presurizadora incluida en este circuito auxiliar de emergencia para asegurar una buena presión y, entre otras cosas, el correcto funcionamiento de la grifería Monocomando de toda la vivienda.

Si quiere probar de lo que se estuvo perdiendo tantos años usando el circuito de agua tradicional con bajada desde el tanque tanto para agua fría como caliente en lugar de éste optimizado, bastará con cerrar la llave de paso del agua que llega desde la Red, y apagar o desenchufar la bomba… 

Para zonas de baja presión de Red: en caso que la vivienda esté en una zona donde el agua de Red tenga baja presión, deberemos resignar la mayoría de las ventajas del excelente circuito propuesto e implementar uno similar al tradicional suprimiendo la parte del nuevo circuito que une la Red con el calefón así como las dos válvulas de retención, pero conservando lo demás, bomba incluida, para así al menos asegurar una constante y buena presión en el agua proveniente del tanque de reserva, que no es poca cosa en tanto, por ejemplo, nos permitirá seguir utilizando grifería Monocomando que, según lo dicho, ofrece un mejor aspecto estético y cierre cerámico a la vez que, por su menor costo, compensa con creces el de la bomba presurizadora. 

La duda de un colega: en algún momento un ingeniero conocido me dijo que le encanta este circuito porque cumple con todas las consignas habidas y por haber, aparentemente sin ninguna desventaja, pero al mismo tiempo le extrañaba que entonces su uso no fuera generalizado en lugar del tradicional con bajada desde el tanque, y se preguntaba si no estaría “prohibido” por los entes reguladores.

Que yo sepa lo que está prohibido, con justa razón, es colocar una bomba en la entrada de la Red hacia la vivienda, no habiendo encontrado en las normas prohibición alguna para el circuito que nos ocupa, que lo veo tan respetuoso con la Red como el tradicional en el que, cada vez que abramos una canilla se va a ir reponiendo agua al tanque desde la Red, con un consumo que dependerá de cuánto abramos las canillas.  Por otro lado, de la lectura del presente artículo se desprende que la implementación de este circuito en todo momento está asociado al uso de grifería Monocomando en todos los artefactos de la vivienda, no sólo de menor costo y numerosas y ya enumeradas ventajas, sino de menor caudal que las tradicionales griferías a presión, compensando en alguna medida el sobre consumo desde la Red que podría implicar la mayor presión de la presente propuesta si las abriéramos al máximo. 

No olvidemos que también podremos tener mayor presión simplemente poniendo una bomba presurizadora  de mayor potencia a la salida del tanque (como las usadas para alimentar más de 2 baños), o incrementando la altura del mismo tanto como queramos, cosas que yo sepa no están prohibidas

O sea que el circuito propuesto es respetuoso con la Red, pero mucho más lo es con el usuario (que es ni más ni menos que quien paga el servicio) en tanto le garantiza agua más saludable, a temperatura más constante y buena presión en todo momento, sin obligarlo a subir al techo (si es que tiene escalera) a limpiar su tanque con la frecuencia necesaria, cosa impracticable por engorrosa y hasta riesgosa por no decir directamente peligrosa, sobre todo en el caso de techos a dos aguas.  La mejor prueba de lo que digo es que nadie, práctica y absolutamente nadie, lo hace.  Y es que la función del tanque debe ser ni más ni menos que la que indica su nombre completo: tanque de reserva.

En todo caso le sería muy simple a la empresa proveedora controlar la presión entregada por la Red colocando una válvula reguladora/limitadora/reductora de presión de, por ejemplo, 1 Kg/cm2 (1 bar) antes del acceso a cada domicilio, que no es costosa.


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