25 julio 2022

Lo que consumimos tiene Certificado de Defunción 
       aún antes de nacer.

Hay quienes dicen que estamos ante una de las burlas máximas del consumismo: 
cuando compramos un producto "ya viene con fecha de defunción incluida".  Obsolescencia programada que le llaman..., obligando al comprador a reponer lo ya comprado, con la frecuencia que al fabricante le convenga y disponga.

Y lo peor es que la tendencia no es a mejorar sino a empeorar, a punto tal que es muy frecuente observar que un producto de años atrás es mejor que el mismo o equivalente actual, sea por calidad de materiales utilizados, terminaciones,  durabilidad, etc.

Esta muy poco honrosa práctica habría nacido alrededor de 1924 en un país capitalista y liberal del norte, como no podía ser de otro modo, cuando General Electric, Osram y Philips se "carterizaron" (se pusieron de acuerdo) para hacer lo necesario para que las bombillas eléctricas que fabricaban no superaran las 1.000 horas de vida, previendo inclusive sanciones para aquellos fabricantes que violaran tan conveniente "norma".

En efecto, por increíble que parezca, prácticamente cualquier producto que compremos, incluyendo cosas tan delicadas y de básica subsistencia como alimentos y medicamentos, está  programado de alguna manera para no servir más a partir del tiempo que el fabricante disponga, sin regulaciones o al menos controles efectivos por parte de los Estados.

Esta obsolescencia puede ocurrir por causas tan distintas como por falta de repuestos, por dejarse de fabricar su batería, o por un larguísimo etcétera, incluyendo un recurso tan bajo como el de falsear la fecha de vencimiento.

El tema es polémico en tanto hay quienes lo defienden en nombre de dar continuidad a la generación de empleo o de que los productos resultarían inaccesibles para muchos si hubiera que hacerlos con larga vida garantizada; y están quienes se sienten engañados en tanto es un tema muy poco difundido, y que todos tenemos el derecho de conocer pero no se dice ni se enseña en ninguna escuela, y opinan que al consumidor no hay que engañarlo con productos programados para morir sin su conocimiento, sino en todo caso convencerlo de renovarlo por la vía de su mejora con características novedosas, nuevos diseños, nuevas tecnologías, etc.

Por otro lado, esta Obsolescencia Programada es la causante de desperdicios de recursos naturales y de toneladas y toneladas de basura que año a año se producen innecesariamente en el planeta, agravados por la contaminación producida por las baterías y otros componentes, como los plásticos en general, que son altamente contaminantes y no biodegradables.

Quizás, como casi siempre, la solución se encuentre entre medio de ambas posturas, y pudiera buscarse comenzando con hacer de público conocimiento la Obsolescencia Programada y sus razones, pero a la vez, por una parte, con severos controles por parte de los Estados en cuanto a la obligación de los fabricantes de garantizar un término de vida mínimo razonable de sus productos, y por otra que diversifiquen la gama de los mismos poniendo a disposición versiones de mayor calidad para aquellas personas que tengan la posibilidad económica de pagarlos.


    Face: @coophorR3yR4

    Insta: @cooperativahorizonter3yr4

    Web: www.vivhorizonte.com.ar

    Canal YouTube: Cooperativa Horizonte RIII-RIV


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Mejorando la seguridad de la obra      No estamos descubriendo nada nuevo cuando decimos que los robos o depredaciones, en este caso en las ...